Helenismo
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El periodo helenístico fue una etapa crucial en la historia de Grecia que se extiende desde la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C. hasta la conquista romana de Egipto en el 30 a.C. Aunque ya no se considera parte de la Grecia clásica (que abarca aproximadamente del siglo V al IV a.C. y coincide con la época de esplendor del mundo de las ciudades estado), el helenismo representa una transformación profunda de la cultura griega y la definitiva expansión y consolidación de su influencia.
Expansión territorial y cultural
Alejandro Magno conquistó un vasto imperio que abarcó desde Grecia hasta la India y la cultura griega se difundió por todo el Mediterráneo oriental y Asia, fusionándose con tradiciones locales de Egipto, Persia, India y otras regiones conquistadas, fenómeno que se conoce como ‘sincretismo’ cultural. Esta mezcla se reflejó en la religión, el arte, la lengua o la filosofía, y dio lugar a una cultura diversa y cosmopolita que facilitó el intercambio entre Oriente y Occidente.
Formación de reinos helenísticos. Tras la muerte de Alejandro, su imperio se fragmentó en varios reinos: el Imperio Seléucida, el reino Ptolemaico (Egipto), el reino de Pérgamo y el reino de Macedonia. Estos reinos fueron gobernados por dinastías griegas que mantuvieron la cultura helena como base administrativa y cultural.
Cosmopolitismo
Las polis (ciudades-estado) perdieron importancia política y autonomía. Se impusieron gobiernos monárquicos y centralizados. La identidad griega dejó de estar ligada a la polis y se volvió más cosmopolita. Eso significa que el individuo pasó a verse como ciudadano del mundo. El cosmopolitismo en el helenismo surgió con la expansión del imperio de Alejandro Magno, que unificó diversas culturas bajo la influencia griega. La identidad dejó de centrarse en la polis y pasó a una visión más universal del ciudadano del mundo. Filósofos como los estoicos promovieron la idea de una humanidad común más allá de fronteras o etnias. Esta apertura cultural favoreció el intercambio intelectual, artístico y comercial entre Oriente y Occidente.
Desarrollo del arte y la ciencia
Arte. El arte helenístico se volvió más expresivo, realista y emocional que el arte clásico que estaba más centrado en la búsqueda de la belleza ideal (ej. esculturas como Laocoonte).
Teatro. El teatro cambió su enfoque desde los temas políticos y mitológicos hacia situaciones cotidianas, familiares y sentimentales. La tragedia cedió buena parte de su protagonismo a la comedia, representada por Menandro, se centró en personajes comunes, como jóvenes enamorados, sirvientes astutos o padres estrictos. Más allá de Atenas, la comedia ganó popularidad en festivales y representaciones por todo el mundo helenístico, y esas obras influyeron directamente en el teatro romano posterior.
Ciencia. Durante el periodo helenístico, la ciencia alcanzó notables avances en campos como la astronomía, las matemáticas, la física y la medicina. Figuras como Arquímedes destacaron en ingeniería y mecánica, mientras que Euclides sistematizó la geometría, y Eratóstenes calculó con gran precisión la circunferencia de la Tierra. La medicina siguió fuertemente influenciada por las enseñanzas de Hipócrates, especialmente su enfoque racional y ético del cuidado médico. Sus ideas fueron la base de muchas escuelas médicas, que combinaron su legado con nuevos descubrimientos anatómicos y fisiológicos. Alejandría. La ciudad de Alejandría, en Egipto, se convirtió en el principal centro científico y cultural del mundo helenístico, gracias a su biblioteca y su museo, donde trabajaron muchos de los sabios de la época. La ciudad egipcia de Alejandría se convirtió en un centro intelectual con su famosa biblioteca. La biblioteca de Alejandría fue el mayor centro del saber del mundo antiguo. Fundada durante el reinado de los Ptolomeos, reunió cientos de miles de manuscritos provenientes de Grecia, Egipto, Persia, India y otras culturas. Allí trabajaron científicos y filósofos como los mencionados Euclides, Eratóstenes y Aristarco. Su destrucción representó una gran pérdida para la humanidad y el conocimiento antiguo. También Pérgamo y Rodas fueron centros destacados de investigación y enseñanza.
Filosofía y religión
Surgieron nuevas escuelas filosóficas que respondían al colapso de las polis y a la inestabilidad política:
Estoicismo: Escuela filosófica helenística fundada por Zenón de Citio que enseñaba a vivir de acuerdo con la razón y la naturaleza. Promovía la autodisciplina, la virtud y la aceptación del destino como camino hacia la felicidad. Consideraba que el sabio debía mantenerse sereno ante el dolor, el placer o la adversidad.
Epicureísmo. El epicureísmo, fundado por Epicuro, enseñaba que la felicidad se alcanza mediante el placer moderado, la amistad y la ausencia de dolor. Valoraba el conocimiento y la reflexión como medios para eliminar el miedo, especialmente al sufrimiento y a los dioses. Defendía una vida sencilla y tranquila, lejos de los excesos y las ambiciones.
Cinismo. El cinismo fue una escuela filosófica helenística que promovía una vida simple, en armonía con la naturaleza y libre de necesidades materiales. Sus seguidores rechazaban las normas sociales y las riquezas como obstáculos para la virtud. Diógenes de Sinope fue su representante más famoso, conocido por su estilo de vida austero y provocador.
Estas filosofías se enfocaron más en la vida individual y en cómo alcanzar la felicidad y la tranquilidad del alma.
Religión. En la época helenística, la religión griega continuó siendo politeísta, con los dioses del panteón olímpico manteniendo su relevancia. Sin embargo, el sincretismo cultural provocó una mezcla de creencias griegas con las religiones de las regiones conquistadas, como Egipto y Persia. De esta forma, surgieron cultos sincréticos como el de Serapis, una deidad que combinaba aspectos de Zeus y Osiris. Además, la religión helenística favoreció la veneración de figuras divinizadas, como los monarcas de las dinastías helenísticas, que eran adorados como dioses.