Hispania

La Hispania Romana fue dividida en varias provincias a lo largo de los siglos, y estas fueron reorganizadas conforme el Imperio Romano se consolidaba y expandía. Las provincias romanas en Hispania y sus principales ciudades fueron las siguientes:

1. Hispania Citerior (posteriormente Tarraconense)

Capital: Tarraco (actual Tarragona)

Otras ciudades importantes:

Caesaraugusta (Zaragoza)

Barcino (Barcelona)

Ilerda (Lérida)

Emerita Augusta (Mérida, que después fue la capital de la Lusitania)

Cartago Nova (Cartagena)

Segovia (Segovia, famosa por su acueducto)

2. Hispania Ulterior Baetica

Capital: Corduba (Córdoba)

Otras ciudades importantes:

Gades (Cádiz)

Hispalis (Sevilla)

Itálica (cerca de la actual Sevilla, cuna de emperadores como Trajano y Adriano)

Astigi (Écija)

3. Lusitania

Capital: Emerita Augusta (Mérida)

Otras ciudades importantes:

Olissipo (Lisboa)

Augusta Emerita (otra parte de Mérida)

Scallabis (Santarém)

Pax Julia (Beja)

Norba Caesarina (Cáceres)

4. Gallaecia (creada en el siglo III d.C.)

Capital: Bracara Augusta (Braga, en la actual Portugal)

Otras ciudades importantes:

Lucus Augusti (Lugo)

Asturica Augusta (Astorga)

Cale (Oporto)

5. Cartaginense (separada de la Tarraconense en el siglo III d.C.)

Capital: Cartago Nova (Cartagena)

Otras ciudades importantes:

Complutum (Alcalá de Henares)

Segóbriga (cerca de Saelices, en Cuenca)

Valentia (Valencia)

Toletum (Toledo)

Bilbilis (cerca de Calatayud)

Estas provincias romanas fueron cruciales para la administración y defensa del Imperio en la Península Ibérica. Las ciudades mencionadas también eran importantes núcleos de comercio, cultura y administración, muchos de los cuales mantienen ruinas romanas que se pueden visitar hoy en día.

Romanización

La romanización de Hispania fue el proceso por el cual los pueblos de la península ibérica adoptaron la cultura, instituciones y costumbres romanas. Este proceso fue extenso y se llevó a cabo en varias fases, acompañado de diversos acontecimientos históricos que consolidaron la presencia y cultura romana en la región. A continuación, se describen las principales causas, fases y acontecimientos de la romanización de Hispania:

Causas de la Romanización

  1. Intereses Económicos: Hispania era rica en recursos naturales, especialmente en metales como plata, cobre y oro. Roma buscaba controlar estas riquezas, que abastecían las arcas del Imperio y sostenían sus campañas militares.
  2. Intereses Militares y Estrategia: La conquista de Hispania era fundamental para asegurar las fronteras del Imperio y controlar las rutas comerciales del Mediterráneo. La península tenía una posición estratégica para la defensa y expansión de Roma.
  3. Difusión de la Cultura Romana: Roma tenía un profundo interés en extender su cultura, religión e instituciones a las provincias, pues esto aseguraba la cohesión y lealtad de los territorios.

Fases de la Romanización de Hispania

1. Conquista (218 a.C. – 19 a.C.)

La primera fase de la romanización fue la conquista, que se extendió por casi dos siglos y se desarrolló en varios conflictos:

Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.): Roma intervino en Hispania para luchar contra los cartagineses, quienes también buscaban el control de la región. La victoria de Roma en la batalla de Ilipa (206 a.C.) consolidó su presencia y les dio el control de las primeras áreas en Hispania.

Guerras Celtíberas (153-133 a.C.): Después de derrotar a los cartagineses, Roma tuvo que enfrentarse a las tribus celtíberas que habitaban el centro y norte de la península, especialmente en Numancia, que cayó tras un largo asedio en el 133 a.C.

Guerras Lusitanas (155-139 a.C.): En Lusitania, Roma se enfrentó a los lusitanos liderados por Viriato, quien dirigió la resistencia hasta su asesinato en 139 a.C.

Conquista del Norte (29-19 a.C.): Bajo el emperador Augusto, se llevó a cabo la guerra contra cántabros y astures, consolidando finalmente el dominio romano sobre toda la península.

2. Organización Provincial y Administración (19 a.C. – Siglo I d.C.)

Con la pacificación de la península, Roma organizó políticamente Hispania, dividiéndola en provincias (Hispania Citerior y Ulterior, y posteriormente en Tarraconense, Baetica y Lusitania). Este orden administrativo permitió un mayor control y facilitó la implantación de instituciones romanas.

Establecimiento de Colonias y Municipios: Roma fundó colonias de veteranos y municipios para consolidar el dominio romano y promover el asentamiento de romanos. Tarraco, Caesaraugusta, y Emerita Augusta fueron ejemplos de ciudades fundadas con fines militares y administrativos.

Construcción de Infraestructuras: Se construyeron calzadas, puentes, acueductos y foros que conectaban Hispania con el resto del Imperio y facilitaban el comercio y la administración.

3. Asimilación Cultural (Siglo I d.C. – Siglo III d.C.)

Durante este período, la sociedad hispana se adaptó a las costumbres y cultura romanas de forma progresiva:

Extensión del Latín: El latín se convirtió en la lengua dominante, desplazando las lenguas indígenas y sentando la base de las lenguas romances que surgieron en la península.

Romanización del Derecho y la Religión: El derecho romano se implementó y reguló la vida social y económica. Al mismo tiempo, se adoptaron los dioses romanos, y el emperador era venerado como figura divina en algunos contextos.

Ciudadanía Romana: En el año 212 d.C., el emperador Caracalla otorgó la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio, lo que integró aún más a los hispanos en el sistema social y político romano.

4. Crisis y Decadencia (Siglo III d.C. – Siglo V d.C.)

La crisis del Imperio en el siglo III también afectó a Hispania. La romanización se mantuvo, pero empezó a decaer por varios factores:

Invasiones de pueblos bárbaros: La llegada de tribus germanas y la inestabilidad militar fueron debilitando las instituciones romanas.

Difusión del Cristianismo: A medida que la religión cristiana se expandía y se consolidaba como religión oficial en el siglo IV, se fue dejando de lado el culto tradicional romano, lo que marcó un cambio cultural.

Descentralización y Fragmentación: Roma comenzó a perder control efectivo sobre Hispania, y las estructuras de poder se fragmentaron, facilitando el avance de los visigodos a partir del siglo V, quienes acabarían reemplazando el dominio romano.

Acontecimientos más Importantes

Batalla de Ilipa (206 a.C.): Marcó el fin de la presencia cartaginesa en Hispania, permitiendo que Roma dominara el territorio.

Caída de Numancia (133 a.C.): La rendición de esta ciudad simbolizó la derrota de las tribus celtíberas y consolidó el poder romano en la meseta norte.

Paz de Augusto (19 a.C.): Tras la pacificación de cántabros y astures, toda Hispania quedó bajo control romano.

Edicto de Caracalla (212 d.C.): La extensión de la ciudadanía romana a todos los hispanos marcó la plena integración de la península en el Imperio.

Concilio de Elvira (alrededor del año 300 d.C.): Este concilio, celebrado en Hispania, fue uno de los primeros en regular la práctica cristiana en el Imperio, reflejando la consolidación del cristianismo en la península.

La romanización de Hispania tuvo un impacto duradero en la cultura, lengua, arquitectura y religión de la península ibérica, y sentó las bases de la identidad cultural de la región que persistiría incluso tras la caída del Imperio Romano de Occidente.