Los trabajos de Hércules
Los trabajos de Hércules (también conocido como Heracles en la mitología griega) son una serie de doce tareas casi imposibles que el héroe mítico debió completar como parte de un castigo impuesto por el rey Euristeo. Hércules, el más famoso de los héroes griegos, era hijo de Zeus y la mortal Alcmena, lo que le otorgaba una fuerza sobrehumana. Sin embargo, también fue víctima de la ira de Hera, la esposa de Zeus, quien lo atormentaba por ser hijo de una infidelidad de su marido.
El motivo de estos trabajos surge de una tragedia: bajo un hechizo de locura inducido por Hera, Hércules mató a su esposa y a sus hijos. Aterrorizado y arrepentido por lo que había hecho, consultó al oráculo de Delfos, quien le ordenó servir al rey Euristeo durante doce años y completar una serie de trabajos como penitencia para expiar su culpa. A continuación, se detallan los doce trabajos de Hércules.
El León de Nemea
El primer trabajo de Hércules fue matar al león de Nemea, una bestia monstruosa que estaba aterrorizando la región de Nemea. Este león tenía una piel impenetrable que ningún arma podía atravesar. Hércules intentó matarlo con su arco y flechas, pero no funcionó. Finalmente, decidió enfrentarlo cuerpo a cuerpo y lo estranguló con sus propias manos. Luego, utilizó las propias garras del león para arrancarle la piel y se la puso como armadura.
La Hidra de Lerna
El segundo trabajo fue derrotar a la Hidra de Lerna, un monstruo acuático con múltiples cabezas. Cada vez que se cortaba una cabeza, crecían dos más en su lugar. Además, una de sus cabezas era inmortal. Hércules combatió a la Hidra junto con su sobrino Yolao, quien le ayudaba cauterizando las heridas de las cabezas cortadas para evitar que volvieran a crecer. Finalmente, Hércules enterró la cabeza inmortal bajo una roca y mojó sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra, haciéndolas mortales.
La Cierva de Cerinia
El tercer trabajo fue capturar viva a la cierva de Cerinia, un animal sagrado de la diosa Artemisa que tenía cuernos de oro y era extremadamente veloz. Hércules la persiguió durante un año entero antes de atraparla sin derramar sangre. Cuando Artemis apareció enojada, Hércules le explicó su misión, y ella lo perdonó, permitiéndole llevar la cierva a Euristeo.
El Jabalí de Erimanto
El cuarto trabajo consistía en capturar al jabalí de Erimanto, una bestia gigantesca y feroz que estaba causando estragos en los alrededores del monte Erimanto. Hércules condujo al jabalí hacia una trampa en la nieve, donde lo atrapó vivo y lo llevó ante el asustado Euristeo.
Los Establos de Augías
El quinto trabajo fue limpiar los enormes establos de Augías en un solo día. El rey Augías tenía grandes rebaños de ganado, cuyos establos no se habían limpiado en años. Para cumplir con la tarea, Hércules desvió los ríos Alfeo y Peneo para que sus aguas fluyeran a través de los establos, limpiándolos rápidamente. Sin embargo, como Augías no le pagó por su trabajo, Hércules más tarde regresó para vengarse de él.
Las Aves del Estínfalo
En el sexto trabajo, Hércules debía eliminar a las aves del lago Estínfalo, unas aves monstruosas con picos y garras de bronce que devoraban cultivos y personas. Hércules espantó a las aves usando unas castañuelas de bronce que le proporcionó Atenea, lo que las obligó a salir volando, y luego las mató con sus flechas envenenadas.
El Toro de Creta
El séptimo trabajo fue capturar al toro de Creta, un toro blanco majestuoso que fue enviado por Poseidón y luego enloqueció, devastando la isla de Creta. Hércules sometió al toro y lo llevó de vuelta a Euristeo, aunque más tarde el toro fue liberado y vagó por Grecia, hasta que fue asesinado por Teseo.
Las Yeguas de Diomedes
El octavo trabajo consistía en capturar las yeguas de Diomedes, unos caballos salvajes del rey Diomedes de Tracia, que se alimentaban de carne humana. Hércules las dominó alimentándolas con el propio Diomedes, lo que las calmó. Luego, las llevó de regreso a Euristeo.
El Cinturón de Hipólita
El noveno trabajo fue obtener el cinturón de Hipólita, la reina de las amazonas, como un regalo para Admete, la hija de Euristeo. Hipólita estaba dispuesta a darle el cinturón, pero Hera, disfrazada de amazona, sembró el caos entre las guerreras, provocando un ataque contra Hércules. En la batalla que siguió, Hércules mató a Hipólita y se llevó el cinturón.
Los Bueyes de Gerión
El décimo trabajo fue robar los bueyes de Gerión, un monstruoso gigante de tres cuerpos que vivía en la isla de Eritea, más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar). Hércules cruzó el océano en una copa dorada prestada por Helios y mató a Gerión y su perro guardián, Ortro, para llevarse los bueyes de regreso a Euristeo.
Las Manzanas de las Hespérides
El undécimo trabajo fue obtener las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, las ninfas que custodiaban las frutas junto con el dragón Ladón. Hércules, sin saber la ubicación del jardín, buscó la ayuda del titán Atlas, quien sostenía los cielos. Hércules tomó el lugar de Atlas, sosteniendo el cielo mientras Atlas recuperaba las manzanas. Al regresar, Hércules engañó a Atlas para que volviera a sostener el cielo y se llevó las manzanas.
Capturar a Cerbero
El último y más difícil trabajo fue descender al Inframundo y capturar a Cerbero, el perro de tres cabezas que custodiaba las puertas del Hades. Con el permiso del dios Hades y sin usar armas, Hércules sometió a Cerbero con su fuerza y lo llevó ante Euristeo. Luego, lo devolvió al inframundo ileso.
Conclusión
Los trabajos de Hércules no solo demostraron su fuerza y valentía, sino también su ingenio y capacidad para superar desafíos aparentemente imposibles. A través de estas hazañas, Hércules se consagró como uno de los héroes más grandes de la mitología griega, capaz de enfrentar tanto criaturas mitológicas como sus propios demonios internos, y finalmente alcanzar la inmortalidad tras su muerte.
Bibliografía
CEREZALES, M., S. y A., Los trabajos de Hércules [Colección El sendero de los mitos], Madrid: Anaya, 1993.
GRENIER, CH., Los doce trabajos de Hércules, Madrid: Anaya, 2002.
RIORDAN, J., Los doce trabajos de Hércules, Barcelona: Vicens Vives, 2005. ISBN: 978-84-316-9855-3.