Jasón y el Vellocino de oro

La historia de Jasón y el Vellocino de Oro es una de las leyendas más conocidas de la mitología griega. Relata la búsqueda de Jasón y los argonautas para recuperar el Vellocino de Oro, una piel de carnero mítica, como parte de su destino y derecho a heredar el trono de Yolco. Es un relato épico lleno de aventuras, pruebas, dioses y seres mágicos, que ha sido contado y reinterpretado a lo largo de los siglos.

  1. Contexto y Origen del Vellocino de Oro

El Vellocino de Oro era la piel de un carnero mágico que pertenecía al dios Hermes. La leyenda cuenta que el carnero, dotado de la capacidad de volar, fue enviado por los dioses para salvar a los príncipes Frixo y Heles, hijos de Atamante y Nefele, de la ira de su madrastra Ino. El carnero los llevó en vuelo desde Grecia hasta la región de Cólquide, en la costa oriental del Mar Negro.

Durante el viaje, Heles cayó al mar y se ahogó en un lugar que más tarde se conoció como el Helesponto (actualmente los Dardanelos). Frixo sobrevivió y llegó a Cólquide, donde sacrificó al carnero en agradecimiento a los dioses y colgó su piel, el Vellocino de Oro, en un árbol sagrado dedicado a Ares (el dios de la guerra), donde fue custodiado por un feroz dragón que nunca dormía.

  1. Jasón y la búsqueda del trono

Jasón, hijo del rey Esón de Yolco, fue apartado de su derecho al trono por su tío, el usurpador Pelias, que había tomado el poder. Cuando Jasón alcanzó la edad adulta, fue a Yolco para reclamar el trono que le correspondía por derecho. Pelias, temeroso de que Jasón lo derrocara, aceptó devolverle el trono, pero bajo una condición: debía traerle el Vellocino de Oro desde Cólquide, una tarea que parecía imposible y que Pelias esperaba que lo condenara a la muerte.

  1. Los Argonautas y el viaje

Para realizar la misión, Jasón reunió a un grupo de los mejores héroes de Grecia, conocidos como los Argonautas, ya que viajaban en la nave Argos, construida por el famoso constructor Argos con la ayuda de la diosa Atenea. Entre los argonautas estaban grandes figuras mitológicas como Heracles (Hércules), Orfeo (el músico divino), los gemelos Cástor y Pólux, y el valiente Atalanta.

El viaje de los argonautas estuvo lleno de peligros y aventuras. Algunos de los episodios más importantes fueron:

•   Las mujeres de Lemnos: En la isla de Lemnos, los argonautas se encontraron con una sociedad compuesta solo por mujeres, quienes habían asesinado a todos los hombres de la isla. Tras pasar un tiempo con ellas, los argonautas continuaron su viaje.
•   El rey Fineo y las arpías: El rey ciego Fineo era atormentado por las arpías, criaturas aladas que le robaban la comida. Los argonautas lo liberaron de este tormento, y en agradecimiento, Fineo les ofreció valiosos consejos sobre cómo superar los peligros que encontrarían en su viaje, como las Rocas Cianeas (rocas móviles que aplastaban barcos que pasaban entre ellas).
•   Las Rocas Cianeas: Gracias a la advertencia de Fineo, los argonautas soltaron una paloma para atravesar las Rocas Cianeas y luego pasaron ilesos, ya que las rocas se quedaron fijas después de la primera vez que fallaron en aplastar a la paloma.
  1. Llegada a Cólquide y el Rey Eetes

Cuando Jasón y los argonautas llegaron a Cólquide, se presentaron ante el rey Eetes, quien poseía el Vellocino de Oro. Eetes, sabiendo que sería una tarea muy difícil, aceptó entregar el Vellocino solo si Jasón lograba completar una serie de tareas imposibles. Estas tareas incluían:

•   Uncir toros con pezuñas de bronce que escupían fuego y arar con ellos un campo.
•   Sembrar los dientes de un dragón en ese campo arado, que darían lugar a guerreros armados que atacarían a Jasón inmediatamente después de brotar del suelo.
  1. Medea y la ayuda mágica

Medea, hija del rey Eetes y poderosa hechicera, se enamoró de Jasón y decidió ayudarlo. Medea, quien era también sacerdotisa de Hécate (diosa de la magia), utilizó sus habilidades mágicas para ayudar a Jasón a superar las pruebas:

•   Le proporcionó una poción mágica que lo protegía del fuego de los toros.
•   Le aconsejó sobre cómo vencer a los guerreros nacidos de los dientes del dragón, sugiriendo que arrojara una piedra en medio de ellos para que se atacaran entre sí.

Gracias a la ayuda de Medea, Jasón completó las tareas, pero el rey Eetes aún se negó a entregar el Vellocino. Medea, entonces, le dio a Jasón una poción para dormir al dragón que custodiaba el Vellocino. Con el dragón dormido, Jasón pudo robar el Vellocino de Oro y huir con Medea y los argonautas.

  1. El regreso y la tragedia

El regreso de Jasón y los argonautas también estuvo lleno de aventuras y peligros. Entre ellos, uno de los más notables fue el enfrentamiento con Talos, un gigante de bronce que custodiaba la isla de Creta. Medea utilizó su magia para derrotarlo, desactivando el clavo que sellaba su única vena, lo que provocó que Talos se desangrara.

Finalmente, Jasón y los argonautas regresaron a Yolco con el Vellocino de Oro. Sin embargo, la historia no tuvo un final feliz. Aunque Jasón había cumplido su misión, Pelias se negó a cederle el trono. Medea, en un acto de venganza, engañó a las hijas de Pelias para que lo mataran, convenciéndolas de que podían rejuvenecerlo cortándolo en pedazos y hervirlo en un caldero mágico.

Por este acto, Jasón y Medea fueron desterrados de Yolco, y su historia terminó en tragedia. Medea, al sentirse traicionada por Jasón (quien más tarde decidió casarse con otra mujer, Glauca), lo abandonó tras matar a sus propios hijos en un acto de furia y desesperación. Jasón, desolado por la pérdida de su familia y su honor, murió años después, según algunas versiones, aplastado por los restos de la nave Argos.

Conclusión

La historia de Jasón y el Vellocino de Oro es un mito de heroísmo y aventura, pero también de tragedia y traición. Refleja la naturaleza compleja de los héroes de la mitología griega, que a menudo se enfrentan a desafíos sobrehumanos y reciben la ayuda de los dioses o poderes mágicos, pero también están sujetos a los caprichos del destino y las emociones humanas.

Bibliografía

WIENER, M., Jasón y el vellocino de oro, Madrid: Akal, 2003.